La Necia

ya van tres días después de la mudanza y creo que son más que suficientes para que la sherezada se termine de acomodar al nuevo domicilio pero no lo ha hecho; ella sigue rara, sin querer entrar, se mantiene fuera.  al principio pensé que iba a dar una vuelta por el área, familiarizándose con el lugar,  buscando lugares para cazar cuando el instinto felino se lo pidiera pero no fue así, permanece cerca, no quiere irse, -eso es evidente- pero al mismo tiempo, parece que rechazara la vivienda. de todas maneras, tengo que estar pendiente

como ya la conozco, no me asusta tan fácilmente.  esta casa no tiene lugares por donde me pueda sorprender de improviso con sus hazañas locas.  hay dos puertas, la principal y la que da al huerto, nada más.  por las ventanas no podrá  penetrar con sus regalitos, están cerradas y son altas; se abren sin permitir que ella pueda pasar su cada vez más enorme corpachón por el espacio que sirve para que entre un poco de aire fresco y ventile el ambiente.  al menos aquí  estoy prevenida de verla llegar asquerosa y con algún animalito a cuestas o que lo deje imprevistamente en donde yo pueda darme de narices con alguna rata, pajarito o hasta chihuahuas muertos, como ya ha pasado.  no, ella no tiene manera de entrar sin que la vea

estuve atenta a sus movimientos pero para mi sorpresa, no se fue lejos en ningún momento.  se mantiene dando vueltas por los alrededores, ya sea entre los peldaños de la escalera que da acceso a la puerta principal o cerca a la mesa campestre del patio.  ahí está todo el tiempo.  no entra.  camina como si estuviera inspeccionando el lugar, olisquea, revisa, a veces la veo hasta hurgando entre las rendijas, me pregunto si es su manera de acostumbrarse al lugar o si es que me está diciendo que no quiere estar aquí.    la cargué en dos oportunidades para hacerla ingresar y le mostré su cama, sus recipientes de agua y comida, su baño, pero en cuanto pudo, zas, se me fue de nuevo y ya fuera se puso a maullar lastimeramente.  no sé qué hacer.  ya le dije que éste es nuestro nuevo hogar y que no voy a organizar una nueva mudanza porque a la señorita no le gusta.  lo siento mucho, pero si existen  seres humanos que piden permiso a la gata de la casa para poder mudarse a otro lugar, esta humana no piensa de esa manera sino todo lo contrario: los gatos se van como los patitos detrás de la pata y ya.  si no quieres entrar, bien.  te voy a poner tu cama y tu agua y tu comida y hasta tu baño en el huerto para que no afees la entrada, ni pienses que te voy a dejar a la vista de todos, ah no, eso sí que no, sherezada.  te vas a quedar atrás, al frente vienes nomás a estirarte, a caminar, o a tenderte al sol en tus interminables siestas y eso es todo.  puedo vivir sin ti y si quieres irte, agarra tus cosas y vete, no voy a llorar por ti, me busco otra gata en cuanto pongas tus patas fuera del patio, ya sabes

no sé cómo decirle a esta cojuda que la casa huele a gas.  no puedo creer que no huela ese olor tan penetrante que emana de la cocina.  se queja de mis olores cuando yo vengo de cazar para brindarle las piezas más hermosas que puedo encontrar para halagarla pero no es capaz de oler el gas que puede hacer que tanto ella como yo, -que no he vivido aun mis siete vidas aunque ella dice que ya vengo descontando diez (es que esa necia no sabe ni contar)- volemos en mil pedacitos por el aire


las dos veces que entré a lo que ella llama “nuestro nuevo hogar, sherezadita”, no pude estar dentro ni por un minuto, salí de inmediato haciendo todo lo gatunamente posible para darle a entender que hay un peligro cerca, pero no entiende.  en vez de ponerse a pensar que mi actitud obedece a un motivo importante, se le ha dado por atacarme diciendo que soy caprichosa, que no me gusta la casa y que la quiero arruinar haciendo que se vaya a otro sitio, que no lo voy a conseguir, que prefiere que yo viva fuera, que ya no voy a ser una gata mimada, que le saco canas verdes, y no sé qué tantas cosas más que ya no escucho porque me tapo las orejas.  me siento humillada en mi dignidad de gata que se precia de ser fina.  no sé qué hacer para que entienda que si prefiero estar fuera, a la intemperie, como una gata sin dueña, es porque tengo un mensaje que quiero que entienda.  necia, pliiiis, salte de ese horrendo lugar, corremos peligro y si no te quisiera, me iría lo más lejos posible para salvarme pero estoy aquí esperando que te des cuenta para salvarnos juntas

hoy sherezada y yo regresamos a casa.  hace dos días tuve que interrumpir mi trabajo y regresarme casi volando porque  me llamaron de la estación de bomberos: mi gata se quedó atrapada en una de las ventanas, no saben si trataba de entrar o de salir.  me imagino que quiso entrar porque la dejé fuera; no entiendo, justo después que me vio salir al trabajo, se le ocurrió entrar a esta majadera.  ya estaba a salvo cuando llegué pero los bomberos necesitaban que fuera a desactivar la alarma de seguridad y calmar a mi felina que estaba muy arisca y rasguñó la cara de su salvador.  me pidieron que mostrara la tarjeta de vacunas de la gata y la verdad es que no pude mostrarla porque no sé en dónde la tengo.  espero que sean comprensivos, pero sobretodo, que no se le infecte la cara al pobre bombero porque entonces van a empezar los problemas.  sherezada volvió a lastimar a una persona y el departamento de bomberos puede mandarla a cuarentena si lo considera necesario.  por si las moscas, voy a ir al consultorio del veterinario a pedir una copia de su historial para tener todo en regla en caso vuelvan a preguntar por la bendita tarjeta que no puedo encontrar por ninguna parte.  menos ahora que tuve que pasar estos dos días en un hotel porque al parecer los bomberos detectaron una fuga de gas en la cocina y quisieron cerciorarse de que no existiera  ningún riesgo de incendio antes de permitirnos regresar nuevamente.  felizmente que en el hotel permitieron que me hospedara con la gata, que está  sorprendentemente dócil, parece que el susto que pasó la compuso de nuevo.   ya escogió su lugar junto a una de las ventanas en donde pasa la mayor parte del día, parece que le gusta el nuevo lugar.  estuve en lo correcto al no permitirle que me manipulara con sus caprichos.  es una abusiva la zamarra

los bomberos ya se encargaron de todo.  tuve que hacer gala de todas mis dotes histriónicas para solucionar el problema.  ufff, qué sería de la pobre necia sin mí, se muere.  todo lo tengo que solucionar yo.  me tuve que descolgar sobre esa ventana que se abre en cuanto le doy una pequeña patada y maullar a todo pulmón para que los vecinos llamaran a los bomberos.  luego no me quedó de otra que  rasguñar a ese buen mozo para que se vieran obligados a entrar a la casa para curarlo y así tuvieran la ocasión de oler lo que la ñata de mi ama no pudo.  si no entraban para curarlo, de todas maneras iban a hacerlo en busca de  la tarjeta de vacunas.  siempre lo hacen.  cada vez que rasguño a alguien, piden la tarjeta. ya sé que no debo rasguñar a nadie, hace tiempo que no lo hacía, pero esta vez tuve que poner en riesgo mi seguridad para evitar que ocurriera una desgracia y así salvar a mi ama que es una necia y no sabe agradecerme lo que hago por ella.  ojalá que  al bombero no se le infecte la herida.  si eso pasa,  me van a mandar a cuarentena y eso no me agrada.  me ponen en una jaula, junto a unos animales horrorosos.  en fin, qué para hacer.  al menos ya podemos vivir tranquilas, sin riesgo de despertar en medio de las llamas.  ya conozco todos los rincones.  me gusta esta nueva vivienda, sobretodo porque ya no huele a gas… gracias a mí