sherezada es mi gata. es perezosa. se arrecochina en la parte del sofá que he designado para ella y en donde puse una frazada en la que bordé su nombre. ahí puede recostar su blanquinegra felinidad durmiendo a pierna suelta por varias horas. de ese lugar sólo se mueve para comer y acudir a su caja a hacer sus necesidades o para ir a recostarse junto a la ventana, en donde usualmente se mantiene despierta, atenta a lo que sucede fuera. su vida por lo general transcurre así, salvo dos excepciones, cuando entra en temporada de celo y ay, cuando decide salir de cacería. cuando esto ocurre, pone a todo el vecindario en alerta y a todos los miembros de mi familia en un estado de expectativa tal que parecemos un equipo de emergencias, todos listos para saltar al menor imprevisto y pendientes de la gata. no opino por los demás, pero en mi caso, cuando voy al cine busco comedias. la adrenalina que sherezada hace que me recorra el cuerpo cada vez que decide salir de su monotonía, es suficiente. las películas de terror o suspenso, son para aquellos que precisan de algo externo que les proporcione esas sensaciones. creo que debería prestarles a mi gata de vez en cuando para que sepan lo que se siente en vivo y en directo
cada cierto tiempo, a mi gata se le da por caminar despacio por la casa, cual modelo de pasarela que calcula sus largos pasos para seducir a un galán invisible y se pega al cristiano más cercano levantando la cola y metiéndola entre las piernas de la sorprendida víctima de su efusividad. mira fijamente, parpadea maullando suavemente y prosigue caminando así, sensualmente, volteando para cerciorarse que la estamos contemplando. cuando se percata que la ignoramos, regresa, repite su actuación y tenemos que mirarla hasta que regresa a su sitio porque sino, se vuelve impertinente, sus maúllos se tornan insoportables y sus idas y venidas entre las piernas de quien esté a su alcance se tornan realmente molestas. esa actitud la tenemos intrínsecamente relacionada con la aparición de innumerables galanes brindándole serenatas interminables a la luz de la luna. esas temporadas son de noches de desvelo y días de andar como zombies en el trabajo a causa de las malas noches, en que todo puede pasar
los pretendientes de sherezada se amontonan frente a la casa, sobre el techo y alrededor del patio, aunque algunos han llegado a entrar a la casa quién sabe por dónde. al principio nos aconsejaron encerrar a la gata para evitar las desgracias que empezamos a presenciar desde que dejó de ser gatita y se convirtió en gata, pero no dio resultado porque afuera los gatos igual se mataban entre ellos y sherezada nos volvía locos con el sonido de sus lastimeros maullidos que resonaban por la casa con un eco que nos ponía la piel de gallina. optamos por seguir el consejo del veterinario que nos dijo que lo mejor era dejar que la gata nos enseñara el camino y hacia la puerta nos condujo la susodicha pidiéndonos con sus ojos llorosos que la dejáramos en libertad
los vecinos con gatos también optaron por dejar en libertad a los suyos en esos días porque les pasaba lo mismo que a nosotros y dentro o afuera de sus casas los gatos salían lastimados, o lo que es peor, algunos se desesperaban tanto al escuchar a mi gata que llegaron a herir a los que trataron de impedir que salieran en búsqueda de sherezada. según ellos, sus gatos no reaccionan así con otras gatas, que nomás con la mía pasan esas desgracias, que debería deshacerme de mi gata, que es una calamidad, una maldición y yo contesto que los que deben deshacerse de sus gatos son ellos y que si no quieren tener problemas, que no vuelvan a comprar más gatos con la plata que les pago cada vez que llegan en comitiva, gritando y rasgándose las vestiduras mostrándome los cuerpos inertes de los pobres mininos que supuestamente mi gata mata en feroz y desigual pelea
sobre el particular, tengo mis dudas. mi gata mata, es verdad, pero no gatos. o cuando menos, puedo jurar que hasta la fecha, mi gata ha matado solamente un gato y fue en legítima defensa. las espuelas del pene de aquel gato la desgarraron por dentro de tal manera que mi gata se aseguró que ése fuera el último polvo que el pendejo se tiraba en todas sus siete vidas. me consta porque la pobre llegó casi moribunda, escurriendo sangre por debajo pero arrastrando el cuerpo exánime del gato hasta mis pies para luego caer ella también al costado. pensé que estaba muerta, pero no. el veterinario la operó, la cuidamos mucho y a las dos semanas pudo caminar de nuevo. fue su primera vez y me imagino que después aprendió a no salir tan lastimada o los gatos ya saben el riesgo que corren con mi felina y se cuidan de no lastimarla mucho, (porque es imposible que salga sin heridas) pero el caso es que siempre regresa vivita y coleando de sus interminables jornadas sexuales
las otras ocasiones en que mi gata sale de su modorra y desaparece de la casa por horas es cuando sale de cacería. ya he logrado calcular el tiempo en que le entran las ganas de hacerlo porque días antes se le da por hacer algo que al principio me parecía muy gracioso porque daba la impresión de estar limándose las uñas, pero no, la condenada se afila las garras preparándose para el gran día y tengo que detectarla a tiempo porque si no le acerco algo con qué hacerlo me destruye los muebles y las alfombras en ese afán. finalmente, llega el día en que no la encuentro al salir de mi dormitorio y entonces toda la casa entra en señal de alerta porque ya sabemos para qué está fuera; paso la voz a todos los que puedo para evitar ver su regreso, o lo que realmente me crispan los nervios, que logre encontrarme alucinándose sabueso cuando la realidad es que es una gata caraja que me tiene harta con sus arranques de exhibicionismo de cazadora. ¿es que no se da cuenta que no es una leona? me canso de restregarle su realidad en la cara bigotuda que se maneja diciéndole que es una gata, un felino domesticado, una ociosa extravagante que come la comida en su plato, toma el agua en su taza y caga en su propio baño, ¿qué manías son esas de salir de cacería, o lo que es peor, regresar a mostrarme sus piezas de caza? ¿qué se cree? ya le dije hasta el cansancio que el cuento del gato con botas con que la arrullaba cuando era nena es literatura, que el gato aquel no existió en realidad y que en todo caso, yo no soy ningún adefesio que precisa que su gata salga a cazar animales para poder pretender la mano de príncipe alguno al que se debe cautivar con los trofeos de caza que me lleva. eres una gata sin botas, sherezada, no jodas, madura y olvídate ya de tu héroe de infancia
la bendita mata por gusto. lo hace por maldad. ni siquiera se come lo que caza porque a la hora de hacerlo prefiere otras cosas y encima de todo es una sibarita que le hace ascos a la comida que no le gusta con pana y elegancia, sacando la lengua, devolviendo la comida al plato y retirándolo de su lado con un movimiento rápido de las patas delanteras para luego alejarse con aires de ofendida. hay días en que le ofrezco distintos manjares para ver si alguno de ellos finalmente le agrada, sin lograr que siquiera me mire de lo disgustada que se la ve, empujando el plato y haciendo pucheros. la última vez que me hizo esos desplantes con la comida le dije que está bien, que se muera de hambre pues, que cuando estire la pata la voy a enterrar en el patio junto al perro. creo que eso no le agradó. enterró la cabeza debajo de su cuerpo enrollado en círculo y al rato bajó a comer lo que le puse en el plato
cuando sherezada regresa de sus faenas de caza, me trae a dejar a sus víctimas a los pies, o a la puerta del dormitorio, observando desafiante el efecto devastador que logra en mi estado de ánimo y esperando creo que la felicite por sus logros pero lo único que consigue es enfermarme con sus apariciones. en casa ya todos conocen sus costumbres y todos están pendientes de su llegada para arrebatarle sus trofeos antes que me los presente. pero es lista. cuando ve que hay moros en la costa, esconde lo que trae y llega sin nada. entonces es peor porque durante la noche, cuando todos duermen, va por lo que ha dejado a buen recaudo y los coloca frente a la puerta de mi dormitorio haciendo que me tropiece con ellos a la mañana siguiente. mi mamá la corre a escobazos pero en ocasiones ni así consigue moverla de su sitio, aguanta estoica y sigue mirándome, como diciéndome, aquí está lo que te traje, di algo pedazo de estúpida en vez de llorar y gritar y quítame esta loca de encima que no sé ni por qué me pega
en algunas ocasiones me ha traído topos, pajaritos, cuyes, pollos, conejos que la doblan en tamaño y que se nota que no son silvestres. pienso que invade casas ajenas y se trae a las mascotas de otras personas. cada cierto tiempo, algunos vecinos se acercan a preguntar si tal vez la gata ha llevado a sus animales de trofeo porque no los encuentran y muchas veces tengo que reconocer que sí, que ella los mató, pero a pesar que pago por ellos, no admito que es verdad, ametrallo a sus desconcertados dueños con preguntas que no pueden responder, ¿quién dijo eso? ¿tienes testigos? ¿tu conejo te dijo que mi gata se lo estaba llevando? ¿cómo crees que mi pobre gata se va a meter por debajo de tu puerta para llevarse a tu mascota en tu nariz pelada? mira, te voy a pagar lo que pienso que vale tu conejo o tu pajarito o lo que sea, pero nomás para que ya no me molestes levantándole falsos a mi sherezada, ahora vete que estoy ocupada. no, no puedo reconocer que sí, que sus mascotas ya fueron aniquiladas, envueltas en papel y plástico y llevadas a botar a kilómetros de distancia porque pongo a mi gata en riesgo de ser degollada a la siguiente oportunidad en que salga de casa
únicamente en una ocasión pude impedir que lastimara a un pollito y a un cuy porque la descubrieron muy oronda, jugando con ellos bajo un árbol. los rebotaba de las patas traseras a las delanteras, luego los soltaba, los empujaba, los jalaba y daba la impresión que reía al hacerlo. recuerdo el alboroto que armaron los niños dueños de los pobres animalitos cuando irrumpieron en mi sala pidiendo que por favor los salvara de las garras de la diabla, ¿cómo? ¿qué falta de respeto es esa de llamarme diabla? no, la diabla de su gata, la sherezada, ah, cuidadito ¿ah? ya decía yo, muy chiquitos para saberlo, pero conque diabla mi pobre minina, carajo, habrá que hacer algo me dije y salí tras ellos en busca de la gata, que afortunadamente, al verme soltó a los pobres infelices y ronroneando saltó a mis brazos y se dejó llevar de vuelta a casa como un angelito, incapaz de matar una mosca ella
es verdad que su sola presencia evita de por sí que las ratas asomen por mi casa pero en ocasiones va a buscarlas donde quiera que se encuentren y las trae. creo que baja a los desagües de quién sabe dónde porque algunas llegan mojadas, pestilentes y claro, bien muertas. en una ocasión me trajo una familia de ratas y las crías eran una cosa rosada y gelatinosa cuyo recuerdo aun me provoca arcadas. a éstas últimas, -según algunos que se toman la molestia de analizar sus estrategias de aniquilamiento- no las mata a dentelladas sino que simplemente les clava sus garras porque por indefensas las desprecia y no gasta pólvora en gallinazos
al principio traté de deshacerme de la gata pero no lo conseguí ni enviándola a la chacra cubierta con su frazada para que no reconociera el camino. antes que regresaran sus captores a cobrar por su trabajo de llevarla lejos, ella ya estaba de vuelta en casa. ahora simplemente trato de convivir en paz con ella y sus salidas de casa, prevenirme de sus llegadas cuando anda en celo pidiendo al veterinario que venga a encargarse de curarla cuando regresa herida y hacer todo lo posible para evitar que me muestre sus trofeos cuando sale de cacería
no he logrado conseguir que evite sus mañas ni bañándola, cosa que por experiencia, sé que no le gusta nadita. será cuestión de armarme de paciencia y proseguir viviendo con ella en esas condiciones porque en el fondo sé que la madre naturaleza hace su trabajo y por mucho que sea caprichosa, domesticada, jodida y exigente como una señorita, es un felino que sigue sus instintos y como tal se le aceptan sus escapadas
¡Ah necia!, me has hecho clavar mi atención en tu relato, exquisito. Estoy enamorado de Sherazada. Estas segura que no es un tigrillo o gata montés? Que terrible la gata loca esa.
ResponderEliminarEl pasaje de las peleas de gatos durante el celo la he podido seguir de manera clara, muy clara. En las noches en que alguna gata techera estaba en celo y tenía a la banda gatuna detrás de ella en el cielo raso de mi casa, eran las mejores noches de mi infancia. Me encantaba escuchar el ruido infernal de aquellas peleas. Podía identificar todo el rito, desde el acercamiento, la faena y la persecuta gatuna…que canción más melodiosa. Si tenía la suerte de que ello ocurriera en noche de tormenta, entonces era como si la sinfónica de New York acompañara la opera felina.
Bendita Sherezada, gata acomplejada. A ver si un día de estos la invito unas vacaciones a mí casa y le da unas lecciones el idiota de mi perro que, te aseguro, sería el portero y guía feliz de algún ladrón aventurero.
De nuevo, he disfrutado cada línea del relato y me he identificado con Shere…
cuando quieras, oswaldo, te la presto; aunuqe lo más seguro es que se regrese en cuanto le abran la puerta de su jaula, piensa que la quieren separar de su ama y pega la vuelta sin que puedan detenerla
ResponderEliminarY es que los gatos, los verdaderos gatos, en los que ronda la muerte, hallamos a todas las Sherezada.
ResponderEliminar¿será que inentan probarse aquello de si tengo siete vidas y aun me quedan cinco, me quedan otras tantas sherezadas por conocer? hum... que no lo intenten con la mía, mal polvo y listo el pollo, ya fuiste gato
ResponderEliminargracias por llegar, sigue haciéndolo
Jua...acabo de ver el grafico de la gata loca camuflada.
ResponderEliminar!Qué buena!
Oye, dibujante, ya pe'...estilízame un poco más a la necia. Menos barrigoncita, oye'
Creo que la barriguita le da cierto encanto lúdico. Creo que quitarle a la Necia gráfica su barriguita es como quitarle a la Necia escrita su prosa rebelde...
ResponderEliminarMás adelante veremos si la ponemos a hacer footing para corregir sus formas insanas, a la real y a la gráfica jajaja.
Un abrazo,
El dibujante
insano tu cerebro, pedazo de ordinario
ResponderEliminarjajaja, también.
ResponderEliminarAja Marco... ya que estas de buen ánimo. ¿Qué tal si le cambias de zapatillas?...ponle una Nike, más bacán. Te juro que no afectara su labia.
ResponderEliminar¿Adidas?... Adidas no pe'... ya no se usa.
jajaja, puede ser. No está nada mal la idea, me gusta más Nike. mmmm, de seguro veremos más adelante a la Necia haciendo footing con sus nuevas Nike.
ResponderEliminarBien ahí!
ResponderEliminarSport necia