se acerca el día de las madres y aunque deberíamos celebrarlas todos los días por renunciar a su belleza y convertirse en semejantes panzonas por nueve meses y parirnos con dolor, para luego tener que cargar con nosotros por toda la vida, pues aquí estamos siquiera por un día al año, rindiéndoles homenaje. no sé ustedes, pero en mi caso, mi vieja ya está curada de todos los sustos y de hecho que no espera poemas que terminen en madre hay una sola o cualquiera de esas huevadas que suelen verse por ahí, y bueno… es que la pobre mujer es madre de una necia y se acomoda a las circunstancias

así es que mejor dejémonos de polvos y a lo que vinimos. aquí está, para empezar, un poema que siempre me desternilla de risa, por lo ingenioso, bien hecho, desconcertante, -y aunque el autor, lizardo cruzado, ahora se ande haciendo viejo en un manicomio, (es el siquiatra, no el loco, pero nunca se sabe)- el poema es siempre nuevo, refrescante y novedoso. gracias lizardo, muack
Para M.M.
(O sea, para Marylin Monroe; para Mi Madre.)
Decir que Marilyn Monroe no fue Mi Madre
no es lo mismo
que decir que Mi Madre no fue Marilyn Monroe.
Fijo que suena confuso como un sofisma;
pero viendo bien, viéndola bien,
viéndolas,
ambas tienen -aparte del esqueleto
lentísimo y el erizado pellejo celeste-
el mismo parque de atardecer quebrado,
unos cuantos sueños hechos mierda,
fotografías amarillentas
-cual marchitas magnolias-
olvidadas bajo el colchón o los párpados,
y unas ardientes ganas de ser amadas
mordidas lamidas y apretadas
como maduras chirimoyas o como higos.
Aunque fuera el viento neoyorquino el que
alzó a Marilyn las faldas
y a Mi Madre las ropas oprimiesen
las resacas
brisas del arenal,
ambas han llorado desnudas al menos una vez
extraviadas entre ortigas y sedas.
Y si Mi Madre no hubiera
abandonado el cine oscuro donde su juventud aullaba
con la última butaca clavada
en pleno pecho,
tal vez estaría ella ahora escribiendo sus memorias;
y por otro lado -o por el mismo-
se hallaría Marilyn pelando legumbres y patatas
o hirviendo sopa y calcetines
cuando muere la tarde.
Ambas
fueron desgarradamente felices
e infelices también -desgarradoramente-.
La única
y pequeña diferencia es que Marilyn reventó
al tomarse cincuenta cápsulas de nembutal
y que Mi Madre
me parió a mí.
Lo cual
verdaderamente es casi lo mismo.
gráficos: Marco Palacios
Pues saludos a su mamita bella, pequeñita, dulce, tierna y sabia.
ResponderEliminarsaluos!
(de m viejita mejor no hablo porque, además de padecer la misma mamitis tuya, mi vieja está en provincia y yo acá:lejos)